Los ecos de la palabra Tacamo en la boca de los tapalpenses resuena en mis oídos, las charlas y las leyendas de aquellos tesoros escondidos en el cerro del Ololtique [1]que cuentan tanto en Atlaco como en Tapalpa se escuchan muy seguido entre platicas pajarete y domingos en la plaza.  A pesar de su cercanía a la ranchería de Buena Vista y de ser parte del mismo municipio, el Tacamo se cuece aparte, ir para allá ya es ir lejos, es ir a perderse entre brechas que se abrazan de los pinos para no desgajarse en el tiempo, huele el camino a viejo, el vapor del aire se vuelve más cálido y el hablar de la gente se siente diferente, ya que uno se encuentra ahí se pregunta ¿para qué vine al Tacamo?,  los políticos visitan una vez cada tres años, claro, para conseguir preciados votos es una brecha obligada que todo burócrata de la diplomacia moderna debe hacer para ganarse a la gente, y no a cualquier gente, sino a la gente del Tacamo, la de los votos que valen oro, así es, porque ahí, cuesta abajo siguiendo esos caminos de balastro que conectan el Tacamo con la capilla de San Rafael se forjó la mayor riqueza y fortuna que ha visto la historia del municipio, cuando se explotó por primera vez en el siglo XVII la bocamina para la extracción de plata y oro que bautizaron como el Real de Minas de San Rafael de Tapalpa.

San Rafael, su historia y procesos para fundición.

Rafael fue el nombre de la bocamina que hicieron santa en el siglo XVIII. Un Real de Minas cuya veta fue descubierta por José Bravo Camacho en 1762, ubicada hoy en la jurisdicción del municipio de Tonaya, pero en ese entonces vinculada con el poblado de Tapalpa en el cerro de Santa Gertrudis, de la provincia de Avalos del cantón de Sayula. Este real de minas producía principalmente plata y fierro, la mina corría por el caudal de un río llamado San Rafel, por ello el nombre del real de minas.  Sobre esta veta, fueron descubiertas y explotadas muchas minas, entre las que sobresalen la llamada, por decisión de la idiosincrasia católica de los invasores, como, Nuestra Señora del Carmen, alias ‘La Descubridora’, y sí se iban con todas las vírgenes para bautizar cada mina, por ejemplo está la de  Nuestra Señora de Guadalupe, alias ‘El Naricero’, La Corcobada, La Tesorera, Nuestra Señora de la Concepción, Santo Cristo de Rondanera, El Socorro, Las Animas, Santa Rita, La Divina Pastora, La Santa Bárbara, La Consolación y la Santísima Trinidad, alias ‘El Tirete’.[1]

Estas minas beneficiaban con sus metales a tres haciendas; la de El Salto, habrá que hacer un investigación aparte aquí porque tanto la presa como la cascada que hoy son visitadas en el municipio por cientos de turistas, tomaron su nombre de esta ex hacienda, la cual estuvo seguramente ubicada en ese valle que conecta Copala, Atlaco, y el Tacamo. Antes de que dicho valle se hiciera presa. En Tapalpa estaban también las haciendas de Nuestra Señora de Guadalupe y La Cidra, esta última beneficiaba los metales por los métodos de fundición y de fuego, que ya en ese entonces eran considerados anticuados por utilizar altas cantidad de madera para llevar a los metales a altas temperaturas por tiempos prolongados, mientras las otras dos utilizaban el en ese entonces innovador sistema de patio, un método que aunque ya tenía dos siglos, era mucho más moderno que la fundición,  aunque altamente contaminantes con desechos de mercurio, el cual fue por primera vez aplicado por Bartolomé de Medina revolucionado la producción de plata en el mundo, al agilizar procesos de separación de metales por este método que fue probado en Pachuca hizo a México hoy una potencia en la producción de plata.  

En el Real de Minas de Tapalpa la primera mina que se descubrió y trabajó fue la de Nuestra Señora del Carmen alias ‘La Descubridora’ de la que se obtenía plata. Esta se encontraba en el cerro de Santa Gertrudis, jurisdicción de Sayula en los altos y serranía de Tapalpa, provincia de Avalos, la cual como ya se dijo anteriormente fue descubierta en 1762 por José Bravo Camacho, originario de Juchipila, aunque probablemente fue descubierta por Juan de San Pedro Ureña, nativo del pueblo de Zacoalco, ya que se les atribuye a los dos el descubrimiento de esta mina. Un año más tarde, en 1763 Juan de San Pedro Ureña, se notifica que vendió la mitad de su mina a José Bravo Camacho, o quizá forzado a vender dado su condición de mexicano, mal llamado indígena, en cantidad de 200 pesos de oro común, quedando Bravo Camacho como dueño absoluto del Real de Minas de San Rafael.

La travesía del mercurio hasta la sierra

Después de obtener los derechos de la mina, el proceso siguiente era la explotación de la misma, por lo que algo muy común entre los mineros de ese entonces era buscar socios para que habilitaran sus trabajos de explotación o beneficio de metales mediante el préstamo de dinero en efectivo, infraestructura o de mercancías, especialmente la sustancia más importante para la explotación minera, fue el azogue o mercurio. [1]Esto se llevaba a cabo mediante contratos de avío establecidos principalmente con los comerciantes,  los contratos de avío era lo que hoy llamaríamos como inversionistas, y aunque había decretos de ley para que los funcionarios públicos financiaran los procesos de producción de minas, de manera ilegal también participaban en estas inversiones clérigos, militares y personas civiles, que en muchos de los casos sólo llevaba al minero a la pérdida de su propiedad, a veces de manera intencional, controlando el tráfico de azogue y la producción, o sucedía también de manera accidental por las múltiples vicisitudes y riesgos de asaltos que se daban desde la llegada del mercurio desde España a los principales Reales de Minas de la Nueva España. Sin embargo, todos los documentos de la época hacen hincapié en que el real de minas de San Rafael de Tapalpa, tuvo algunas particularidades en la aplicación de la tecnología minera, que hasta el propio el propio bisabuelo del finado Ing. Matute Remus, realizó un estudio sobre el caso en que se resolvieron problemas técnicos para la extracción de metales del Real de Minas de San Rafael. [2]

Con el monopolio del azogue el imperio español logró prosperar por tres siglos, enviando mercurio a la nueva España y desde ahí recogiendo monedas acuñadas en plata. Las minas de azogue en Almadén hicieron prosperar al imperio español y el consumo de mercurio de Almadén llegaba hasta las minas de la caja de Guadalajara durante el siglo XVIII. Sin embargo, cuando esas minas entraban en crisis, era necesario recurrir a las minas de Huancavelica en el Perú. Pero hasta donde se tiene registro los mineros de la región, recurrieron sólo en tres ocasiones (1700, 1741 y 1754) a ese producto que no era muy requerido debido a que resultaba más caro por su transporte terrestre, y rendía menos que el de Almadén. A partir de 1786 y hasta 1804 una buena parte del azogue consumido en esas minas llegó también de Alemania.

El azogue, una vez depositado en Veracruz, era trasladado a la sede de la superintendencia de azogues que estuvo en la ciudad de Puebla desde 1709 hasta 1740 ya que al año siguiente fue trasladada a la ciudad de México. El administrador general era el encargado de decidir las cantidades que se repartirían a cada caja real después de analizar las necesidades de cada centro minero, pero, sobre todo, la cantidad entregada a cada caja real dependía de la cantidad de azogue que llegaba a la Nueva España, tratando siempre de cubrir, en primer lugar, las demandas de los centros mineros más importantes. Por eso las cantidades de azogue para la caja de Guadalajara no fueron uniformes, dándose importancia a otros centros mineros como Pachuca, Potosí, Guanajuato y otros.

Desde la provincia de Ávalos llegaba la noticia de cuando el azogue se encontraba en la caja de Guadalajara, entonces ahí acudían a ella todos los mineros o sus apoderados para comprarlo. Las cantidades de azogue vendidas a cada minero estaban determinadas por la cantidad de marcos de plata que cada uno de ellos presentaba a quintar conforme al monto anterior de mercurio que se le había vendido. Los españoles se llevaban la moneda ya acuñada de plata y ellos les brindaban más azogue. El negocio perfecto considerando que en ese entones la mano de obra era en un principio esclava o a manera de hacienda de raya. La producción minera en la Nueva Galicia se centraba principalmente en el norte, aunque por su discreción, innovación y nivel de producción considerando la veta de la mina el Real de Minas de San Rafael, Tapalpa se hizo notar por su diseño e infraestructura desde entonces.

Imaginemos la travesía del azogue cruzando el Atlántico atravesando en naos las olas grandes y puertos, provenientes desde las minas de mercurio de Almadén hasta llegar a Veracruz, en ese entonces fue la ruta de un monopolio mundial, la ruta marítima más importantes del mundo para generar plata y azogue, habiendo producido aproximadamente la tercera parte de la totalidad de azogue en el mundo en ese momento. Y de plata aunque no se tienen datos exactos, debido a la piratería, corrupción de la corono y múltiples favores que se pagaban con la moneda acuñada, seguramente muchos marcos de plata producidos en México en ese entonces la Nueva España originaron la riqueza de muchas naciones en Europa de hoy en día.

 Aunque estos yacimientos han sido explotados desde la antigüedad, el mercurio o azogue, como se le llamaba en la Edad Moderna, no tuvo una aplicación industrial importante hasta que el sevillano Bartolomé de Medina puso a punto en 1555 la amalgamación de los minerales de plata de baja ley con azogue, ensayo que realizó en la mina de Pachuca, en ese entonces virreinato de Nueva España. [1] Hasta entonces, los minerales pobres en plata se tiraban a la escombrera, pues no era rentable proceder a su fusión directa, así fue como el procedimiento de Medina, conocido como método de patio, tuvo un gran éxito y se extendió rápidamente por todas las minas de plata mexicanas, para llegar después a Potosí y otras minas peruanas en la década de 1570 y también a Europa. En consecuencia, los yacimientos de Almadén y de Huancavelica (en el Perú) adquirieron una enorme importancia, pues con el azogue se producía más plata con menores costos energéticos, comparando los hornos y métodos anteriores de fundición que solo permitían fundir plata de alta ley.

Juan Eugenio Santelises Pablo y la innovación del Real de Minas de Tapalpa

En los registros de Sayula y Guadalajara, se escribe sobre una persona de nombre Juan Eugenio Santelises Pablo, quien después de adquirir como aviador algunos derechos de la mina de San Rafael de Tapalpa, siendo hábil comerciante, supo conjuntar muy bien las facilidades ofrecidas por el crédito, los conocimientos teóricos en minería, y la práctica las obras y tecnología aplicada en las minas. Utilizando relaciones familiares como estrategias comerciales para inversión, se convirtió en propietario de todas las minas y haciendas de beneficio en el real de San Rafael de Tapalpa. Su participación en ese real inició como aviador de varios mineros, después, los dueños le fueron “donando” acciones en varias de ellas como forma de pago, hasta que finalmente les compró el resto de las acciones. Un acto de capitalismo postfeudal del mundo minero de entonces que le redituó en altas ganancias.

Santelises estaba convencido de que la única manera de lograr que su empresa fuera redituable era la de realizar fuertes inversiones en infraestructura minera para evitar las inundaciones, por ello desvió el cauce de un río que pasaba justo debajo de la veta principal, el río de San Rafael, arcángel de las curaciones, así fue que construyó un dique de piedra para contener sus aguas, perforó varios tiros, unos con la finalidad de desaguar las minas (uno de ellos de más de 300 varas) y otros para la saca del mineral. En estos últimos instaló varios malacates. En algunas de sus minas realizó nuevas tientas y excavaciones, perforándolas más de 25 metros de lo que ya tenían. Ademó los tiros y socavones, construyó lumbreras, fabricó y equipó tres haciendas de beneficio, dos de azogue y una de fuego, para así tener la capacidad de no parar la producción en caso de que el mercurio no le llegase a tiempo de Almadén, España. Esto hizo del Real de Minas de Tapalpa, a pesar de su baja producción, ser un real de minas muy bien equipado y efectivo en la producción de fierro, oro y plata.

Casi cien años después de estas obras, en 1879, la compañía encargada de la explotación de metales en el real de San Rafael encargó al ingeniero Juan Ignacio Matute un estudio sobre las minas que se habían trabajado antiguamente. En su informe final, Matute escribió sobre la desviación del cauce del río lo siguiente:

 «esa obra debe de haber tenido algunas pintas de grande interés, puesto que dio motivo á los antiguos mineros á acometer una obra costosa, muy imprudente y no de grandes resultados, pues según la tradición les fue funest refiero al tajo que hicieron para desviar el curso del arroyo, la construcción de un muro de mampostería de cincuenta metros de largo, cinco de ancho y tres de espesor, el paso o bocamina que abrieron en el mismo lecho del arroyo, el cual en una creciente extraordinaria, invadió el pozo y sepultó en él a varios operarios».[1]

 Efectivamente, como señalaba Matute, estas obras le resultaron caras a Santelises, puesto que gastó 50.000 pesos para llevarlas a cabo; aunque se equivocó respecto al éxito de las mismas, porque de acuerdo al testimonio del minero, le dio tan buenos dividendos que al término de dos años cubrió todos los gastos.[2] El mismo Santelises informaba que gastaba 80.000 pesos anuales en la habilitación de sus minas y haciendas de beneficio, las cuales dejaban anualmente a la corona una ganancia de 40.000 pesos por cuestiones de impuestos. Para poder realizar estas inversiones, Santelises contó con el crédito de importantes personajes e instituciones de la Nueva Galicia y de la ciudad México. Tan sólo uno de ellos, el rico hacendado Manuel Calixto Cañedo, le prestó en una sola exhibición 50.000 pesos. Con el tiempo este personaje llegó a ser un importante funcionario en el Tribunal de Minería, siendo primero, uno de los cuatro consultores de ese organismo y después, fiscal del mismo hasta su muerte.[3]

En ese entonces era muy difícil para los mineros lograr un verdadero éxito en la industria. Sobre todo, porque nunca se dio una asociación entre ellos para explotar una mina o trabajar una hacienda de beneficio. Siempre era de forma individual, lo que hacía más débil su permanencia en el negocio. Llegaron a existir lo que se llamó empresas familiares mineras, que utilizaron los lazos consanguíneos como estrategias comerciales para lograr una mejor estabilidad, funcionamiento y éxito en sus explotaciones. Los numerosos ejemplos de estas familias, demuestran que las explotaciones que se dieron en conjunto lograron una mayor estabilidad y duración al frente de una mina o hacienda de beneficio que contaban con muchos inversionistas o en ese entonces, llamados aviadores.

Algunas familias formaron una tradición minera que abarcó hasta tres o cuatro generaciones. La división y asignación de actividades a cada uno de los miembros de la familia redituó mayores éxitos y solidez a la empresa. Uno era administrador general, otro azoguero, uno más el encargado de establecer contratos de avíos, otro podía desempeñarse como abastecedor de algunos insumos provenientes de alguna hacienda agrícola o ganadera. Aun las mujeres de la familia participaban activamente en los negocios mineros. Estas empresas son las que sostuvieron en buena medida esa industria.[4]

Según una visita realizada en 1789, se calculaba que en los años que Santelises explotó esas minas, la ley de los metales era de 6 marcos por carga. Siendo el marco la divisa de mayor valor de ese entonces que podía intercambiarse entre pesos y otras monedas locales o paganas por llamarlo de alguna manera, que se describían en términos propios del sistema castellano de valores en ese entonces, como “marcos”, “castellanos”, “tomines”, “maravedís”, entre otros, que tomaban alguna referencia en gramos con el metal aurífero o la plata, sin importarle al reino español que circulara una moneda efectiva de cuño local, hasta que posteriormente se estableció una real casa de la moneda en México, que directamente fundía la plata y acuñaba las monedas que viajaban a la capital del imperio Español, lo cual les sirvió mucho en Europa para hacerse valer.

El imperativo para la creación de la secretaria de Minas en México y el futuro de la minería Espacial.

Desde ese entonces y hasta hoy, el Real de minas de San Rafael de Tapalpa, sigue operando y existen proyectos para su rehabilitación, aunque son altamente riesgosos por la cantidad de cianuro de sodio que opera en la mina, que puede contaminar el ambiente por la evaporación en gas formando ácido cianhídrico, en caso de que existe alguna fuga en los almacenes a temperatura ambiente. El proyecto de rehabilitación fue presentado en 2006 pero ya no ahora en jurisdicción de la provincia de Avalos, ni del cantón de Sayula, sino del municipio de Tonaya. En 2008 ya se había iniciado el reacondicionamiento de varias de las minas, localizadas en diversas direcciones y a una distancia no mayor a 1.5 kilómetros de la zona predispuesta para la construcción de la planta de beneficio.El reacondicionamiento de estas minas, que fueron últimamente explotadas en la primera mitad del siglo pasado, consiste en limpiar y soportar la entrada y desarrollo de los socavones. La planta de beneficio será construida en el predio rustico denominado “Santa Gertrudis”, ubicado en el cerro “El Gavilán”, hoy dentro del municipio de Tonaya, Jal. Este predio cuenta con un uso de suelo para explotación y beneficio de minerales, otorgado por el ayuntamiento del Gobierno Municipal de Tonaya, Jalisco.

Hoy en Tapalpa se saben de algunas minas registradas y otras clandestinas por el Tacamo, y además el municipio de Tapalpa, aporta mucha diatomea a la producción total del Estado de Jalisco es hoy el productor número uno en el país de diatomeas, este mineral sirve para filtrar líquidos en diferentes procesos químicos que usa la industria minera, la cual necesita la diatomea para la producción de oro, plata e incluso se requiere la diatomea para la industria petrolera.[5] En Tapalpa existen minas de diatomea y barita, sin embargo, también existe la explotación del oro, la plata y otros metales en las minas de El Palmar de los Pelayos, La Labor, San Lorenzo, Amoles, San Rafael, La Yerbabuena. El Encino, El Chilillo, Llano De Venado, Los Mangos, La Relumbrosa, Lodo Grande, El Yunque, La Cofradía, Agua De Perro, Piedra Imán, San Antonio.

Cabe resaltar el caso de la planta La Mexicana, que utiliza el sistema de flotación, el cual inyecta burbujas de aire finas para separar sólidos o líquidos flotables del agua, las burbujas se adhieren al material particulado y lo hacen flotar para asi separar impurezas del metal. Esta planta es propiedad del Ing. Juan Brunel Covarrubias, que es dueño de una mina  que produce oro y plata, y se encuentra activa. Sin embargo, el tribunal superior agrario resolvió a favor del ejido los campesinos de los Espinos, para que el predio conocido como La Tinaja volviera propiedad del ejido, que al parecer era poseído por el ingeniero interpretando la ley a contrario sensu. El caso está abierto, no sabemos si la bocamina sigue operando o fue entregada al pueblo de los Espinos [6]

Seguramente la historia de la minería en Tapalpa se seguirá escribiendo en los próximos años, y ahora esperando que surja de nuevo una moneda mexicana que sea respaldada por plata, la cual pueda volver a dotar de valor el peso mexicano ante la transición controlada para el desplome del sistema financerista global de impresión de papel moneda respaldado por crédito y deudas ficticias impagables, que solo puede ser solucionadas mediante el pretexto de la guerra o el genocidio de más de la mitad de la población. Y aunque el panorama mundial actual apunta a un caos global, México debe asumir el imperativo de la creación de una Secretaria de Minas, no solo para la exploración en el territorio nacional, sino en la futura exploración de la minería espacial, comenzando con la explotación del helio 3 en la luna, para el desarrollo de energía nuclear limpia, esta misma exploración en décadas sucesivas se llevará a cabo en asteroides.  Estas propuestas no son nuevas y hoy existen herramientas y un ambiente que puede hacer que México pueda tener un peso de plata para comenzar a apuntalarse como una de las diez economías más importantes del mundo en el siglo XXI.


[1] LOS REALES DE MINAS DE LA CAJA DE GUADALAJARA DURANTE EL SIGLO XVIII … 489, Obras en las minas de Tapalpa, AIPG, Nicolás López Padilla, vol. 1, f. 23v-29f; mismo notario, vol. 5, f. 5f-12f. Matute, 1879: 5

[2][2] Revista de Indias, 2011, vol. LXXI, n.º 252, 481-508.

[3] Pago de deuda adquirida por Santelises Pablo, AIPG, Antonio de Berroa, Vol. 11 fjs. 344f-348f.

[4] 490 C. RENÉ DE LEÓN MEZA.

[5] Manifestación de Impacto Ambiental, (2006), Rehabilitación de la Unidad Minera Tapalpa, Minera Metalúrgica Tapalpa, S.A. de C.V.        

[6] https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=693918&fecha=03/06/2003#gsc.tab=0


[1] CASTILLO MARTOS, Manuel, Bartolomé de Medina y el siglo XVI, Sevilla, Excmo.  Ayuntamiento de Sevilla, 2001, pp. 92-95.


[1] María Silvestre Madrid y Emiliano Almansa Rodríguez, “La Odisea del Azogue, el largo camino del Almadén a América en la Edad Moderna” en investigaciones históricas, época moderna y contemporánea, 41 (2021), pp. 263-308.

[2] Revista de Indias, 2011, vol. LXXI, n.º 252, 481-508, ISSN: 0034-8341 doi:10.3989/revindias.2011.01


[1][1] C. René de León Meza. Minas y Haciendas de Beneficio en la Nueva Galicia Durante el Siglo XVIII, (2020).Universidad de Guadalajara.


[1][1] Ololtik, en nahuatl quiere decir redondo, por lo que este cerro cuya silueta redonda, fue visto por los nahuatlatos que habitaron y dieron cultura a Tapalpa antes de la llegada de los españoles.